Sarcopenia y género. Un proceso que se inicia mucho antes que en las etapas geriátricas.
Publicado 28 de junio de 2022, 18:57
La pérdida de masa muscular y fuerza, definida como sarcopenia, al presente está vista como una enfermedad reconocida en la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10: M62.84). También se la observa como un proceso de deterioro del músculo que se inicia en edades bastante más tempranas a la que se lo ha diagnosticado habitualmente, que normalmente ha sido en la vejez. Al respecto se expresan Cruz‐Jentoft y colegas, advirtiendo que la disminución de la masa muscular comienza a partir de los 40 años o incluso antes, afirmando además que su calidad funcional es un predictor importante de la mortalidad (Cruz‐Jentoft AJ, et al. Sarcopenia: revised European consensus on definition and diagnosis. Age Ageing 2019).
Los criterios más comúnmente utilizados para definir la sarcopenia son la fuerza de agarre baja (low hand grip), la masa muscular reducida y la velocidad de marcha lenta, siendo todos estos fuertes predictores independientes de morbilidad y mortalidad no solo en la vejez sino también en poblaciones de mediana edad.
Considerar en la actualidad como un problema de salud de relevancia a la sarcopenia aparece de importancia primaria, especialmente porque se aprecia un sensible aumento de las poblaciones que envejecen, lo que expresa una expectativa de vida aumentada. Pero esta situación incrementará el número de personas que corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles según la OMS (www.who.int/features/factfiles/ageing/en/World Health Organization, 2017).
Una de las cuestiones de relevancia que merecen ser consideradas al analizar el concepto general de sarcopenia es tanto la gravedad que ella puede representar como la edad a la que comienza. De esta manera, se distingue en función a lo anterior entre una sarcopenia primaria relacionada con la edad y otra sarcopenia secundaria. La sarcopenia se diagnostica como primaria cuando no existen otras causas específicas, salvo el envejecimiento mismo. La sarcopenia secundaria ocurre sin otros factores, como malignidad o insuficiencia orgánica, que son evidentes más por el envejecimiento. La prevalencia de la sarcopenia secundaria se presenta en mucho mayor número de personas que la sarcopenia primaria, advirtiéndose que la nutrición y el ejercicio pueden ser los mejores recursos para combatirla.
Características bien reconocidas de esta patología son la disfunción mitocondrial, la regresión neuromuscular, una producción insuficiente de hormonas anabólicas o una sensibilidad reducida a las mismas, anomalías en la diferenciación de las células satélite así como en la mantención de su cantidad, y la anorexia del envejecimiento (Narici M.V., Maffulli N. Sarcopenia: Characteristics, mechanisms and functional significance. Br. Med. Bull. 2010).
La preservación de la masa muscular está determinada por el equilibrio entre la tasa de síntesis de proteínas y la proteólisis, siendo reguladores positivos del crecimiento muscular la hormona de crecimiento, el factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1), la insulina y las hormonas sexuales (Romanick M, et al. Murine models of atrophy, cachexia, and sarcopenia in skeletal muscle. Biochim Biophys Acta 2013). Es para destacarse acá que los diferentes mecanismos que se disparan en la pérdida de masa muscular se manifiestan con la disminución del tamaño muscular, especialmente de las fibras tipo IIx y también con un cambio de fibras tipo II a tipo I (Wang Y, Pessin JE. Mechanisms for fiber-type specificity of skeletal muscle atrophy. Curr Opin Clin Nutr Metab Care 2013).
En cuanto a la aptitud metabólica del músculo que envejece, se observa disfunción mitocondrial, infiltración de adipocitos, así como también alteración de las propiedades de las células satélite (reducción de su número y/o activación), especialmente en las fibras tipo II (Verdijk LB, et al. Satellite cell content is specifically reduced in type II skeletal muscle fibers in the elderly. Am J Physiol Endocrinol Metab 2007). Esto, finalmente, acaba por mostrar una capacidad regenerativa disminuida de los músculos envejecidos.
Analizando la pérdida de masa muscular según el sexo, las mujeres experimentan una pérdida de la misma a edades más jóvenes, normalmente asociada también a una disminución importante de las hormonas sexuales, las que se definen como relevantes para el mantenimiento de los músculos. En este contexto, ellas podrían ser más susceptibles a experimentar sarcopenia a una edad temprana según lo manifiestan diversos investigadores. Pero también en este aspecto de análisis, los hombres tienen una mayor disminución de la masa músculo-esquelética con el avance de la edad (M. Tieland, et al. Skeletal muscle performance and ageing, Journal of cachexia sarcopenia and muscle, 2018).
Para destacar en lo que a particularidades que se dan en el sexo femenino y que impacta en la masa muscular, es el advenimiento de la menopausia, caracterizada por varios cambios hormonales, especialmente a nivel estrogénico, ya que al inicio de la menopausia los niveles de estrógeno descienden hasta aproximadamente el 50% de los premenopáusicos (Burger H.G., et al. A review of hormonal changes during the menopausal transition: Focus on findings from the Melbourne Women’s Midlife Health Project. Hum. Reprod. Update. 2007). Todas estas alteraciones generan la pérdida de unidades motoras de tipo II, pero además de acumulación de triglicéridos intramusculares, fenómenos estos relacionados con el riesgo de sarcopenia (Messier V., et al. Menopause and sarcopenia: A potential role for sex hormones. Maturitas. 2011).
Relativamente a lo anterior, un interesante trabajo de investigación cruzado aleatorizado, doble ciego, concretado por Sørensen y su equipo, dio evidencia de que la terapia de reemplazo hormonal en mujeres posmenopáusicas logró aumentar la masa muscular (Sørensen M.B., Rosenfalck A.M., Højgaard L., Ottesen B. Obesity and sarcopenia after menopause are reversed by sex hormone replacement therapy. Obes. Res. 2001).
Sin dudas que considerar la sarcopenia merece mucho más que ceñirse a una etapa de la vida, esto es, en la geriátrica. Porque incluso el advenimiento se anticipa según el sexo que se considere, como se ha destacado en las mujeres, por una dependencia hormonal que tiene el sostenimiento de la debida masa muscular también en ellas, y ello aunque otras variables estén debidamente controladas.