Actividad electromiográfica de los músculos de la cadena cinética posterior durante ejercicios de fortalecimiento de isquiotibiales
Publicado 8 de mayo de 2022, 22:47
Las lesiones por distensión de los isquiotibiales son comunes en muchos deportes, con altas tasas de reincidencia (Orchard y cols., 2013), y las carreras de alta velocidad representan la mayoría de las distensiones de los isquiotibiales (Guex y Millet, 2013). En este sentido, entrenar el grupo de los músculos isquiotibiales es fundamental para el rendimiento deportivo y juega un papel importante en la prevención y en el reentrenamiento de lesiones de isquiotibiales (Bautista y cols., 2021; Burigo y cols., 2020; Goode y cols., 2015; Ripley y cols., 2021; van Dyk y cols., 2019; Vatovec y cols., 2020). Además, el entrenamiento muscular excéntrico ha ido ganando popularidad porque proporciona un mayor aumento de la fuerza muscular en comparación con el entrenamiento concéntrico (Marušič y cols., 2020).
Guex y Millet (2013) concluyeron que los ejercicios de fuerza de los isquiotibiales utilizados deben ser específicos para simular el mayor estrés de elongación de los isquiotibiales durante la última fase de balanceo en el sprint (Guex y Millet, 2013). En este sentido, el ejercicio nórdico de isquiotibiales (NH) es el ejercicio más utilizado para la prevención de lesiones de isquiotibiales ya que ha demostrado ser efectivo (Thorborg, 2012; van der Horst y cols., 2015), aunque determinar el ángulo de flexión de la cadera es importante en la prescripción de este ejercicio por su influencia en las activaciones musculares (Hegyi y cols., 2019b). Sin embargo, el ejercicio NH no permite el fortalecimiento excéntrico en longitud de los isquiotibiales similar a la longitud lograda en la última fase de balanceo del sprint.
Se recomiendan otros ejercicios como el ‘glider’ (GL), el cinturón ruso (RB) o la patada en posición recostado (LK) para la prevención de lesiones en los músculos isquiotibiales en la población atlética porque pueden enfocarse mejor en los músculos isquiotibiales en ángulos más específicos y con velocidades de movimiento más altas que se asemejan a las demandas del balanceo tardío en carreras de alta velocidad (Marušič y cols., 2020; Severini y cols., 2018; van den Tillaar y cols., 2017). Sin embargo, ninguno de los estudios existentes ha comparado directamente la activación muscular en estos cuatro ejercicios específicos, todos ellos ejercicios accesibles, factibles y que no requieren mucho tiempo para el entrenamiento de la fuerza “en campo”.
En cuanto a la normalización de la EMG, Chuang y Acker y cols. (Chuang y Acker, 2019) recomendaron carreras de sprint para la normalización sobre la contracción isométrica voluntaria máxima (MVIC) debido a su simplicidad y también a su capacidad para producir un valor de normalización más grande ya que cuando la activación EMG supera el 100% del método de normalización (por ejemplo, cuando se utiliza una MVIC), la capacidad de activación muscular requerida para realizar una tarea específica podría estar subestimada. Además, cuando los valores de normalización se obtienen midiendo MVIC separadas, se requiere que cada grupo muscular se active en diferentes momentos y no se pueda garantizar un nivel de intensidad o estado de motivación similar entre las mediciones musculares, lo que se cree que influye en la amplitud EMG de la MVIC (Albertus- Kajee y cols., 2011). Por lo tanto, parece más apropiado utilizar carreras de sprint para la normalización cuando se estudia la activación muscular durante los ejercicios de isquiotibiales.
Van den Tillar y cols. (van den Tillaar y cols., 2017) encontraron que la activación de los músculos isquiotibiales fue similar durante la normalización de los ejercicios NH y LK por la MVIC lograda durante el sprint. Sin embargo, el sprint se realizó en una cinta rodante no motorizada. Dado que se han observado diferencias en la biomecánica de la carrera y los tiempos de inicio de las activaciones musculares entre la carrera en cinta rodante y la carrera sobre el suelo (Sedighi y cols., 2019), el análisis de los sprints sobre el suelo parece más apropiado para mejorar la validez ecológica (Van Caekenberghe y cols., 2013).
Sin embargo, el enfoque durante la reeducación deportiva debe colocarse no sólo en el nivel de activación de los isquiotibiales sino también en el funcionamiento sinérgico adecuado (es decir, el patrón de activación de los músculos durante el movimiento) de toda la cadena cinética posterior (PKC) para proteger la óptima fisiología del tejido y para evitar que los isquiotibiales se sobrecarguen durante la carrera. Se necesita una función sinérgica para mejorar las características de funcionamiento de los músculos isquiotibiales (Maas y Sandercock, 2010). De hecho, Avrillon y cols. (Avrillon y cols., 2020) observaron una menor contribución del bíceps femoral lesionado al torque flexor total de la rodilla en el miembro lesionado que en el miembro contralateral. Esta disminución de la contribución fue compensada por una mayor activación del músculo semimembranoso.
Por lo tanto, Sara Mollà-Casanova de la Universidad de Valencia (España), llevó a cabo un estudio cuyo objetivo fue comparar la activación muscular máxima de los músculos BF, ST y glúteo mayor (GM), y el erector de la columna contralateral (ES) en cuatro ejercicios orientados a los isquiotibiales utilizando el sprint máximo sobre suelo como un método de normalización EMG.
En un estudio de diseño transversal, 24 atletas sanos participaron en dicho estudio. Se tomaron medidas de la activación EMG máxima de todos los músculos ‘objetivo’ durante sprints máximos y cuatro ejercicios de isquiotibiales: isquiotibial nórdico (NH), cinturón ruso (RB), glider (GL) y patada desde posición recostada (LK). La activación máxima de EMG durante los sprints se utilizó para normalizar la activación EMG muscular.
Los resultados fueron: los ejercicios RB y GL mostraron menor activación de los isquiotibiales (del 15.71% al 39.23% y del 26.34% al 31.23%, respectivamente), por lo que estos ejercicios pueden ser utilizados como primer paso del reentrenamiento. La mayor activación isquiotibial se alcanzó en el NH (del 20.15% al 66.81%) y en el LK (del 50.5% al 61.2%). En cuanto a la comparación de los músculos, el BF y el ST fueron los más dependientes del ejercicio con un rango de 26.67% a 62.22% y de 26.34% a 66.81%, respectivamente.
Como conclusión final entonces, se obtuvo que la activación muscular depende del procedimiento de ejercicio.
Los ejercicios RB y GL deben usarse como un primer paso debido a su baja activación. En cambio, lo ejercicios NH y LK deben usarse en las últimas fases del proceso de recuperación. Teniendo en cuenta la activación sinérgica de los músculos de la PKC durante LK, y debido a sus características unilaterales y explosivas, el ejercicio LK parece un ejercicio adecuado para el reentrenamiento de los músculos de la PKC en general.