​Diabetes y suplementación proteica

Publicado 16 de diciembre de 2017, 17:07

​Diabetes y suplementación proteica

Diabetes y suplementación proteica

Jorge Roig (diciembre 2017)

Si bien hay varias estrategias que deben ser consideradas para el tratamiento de la diabetes tipo 2 (DBT2) como lo son la alimentación, la pérdida de peso graso y el ejercicio, no siempre este último es debidamente puesto en el contexto de la patología. Así por caso, el músculo esquelético es fundamental para las personas con diabetes tipo 2, y ello porque representa el tejido más grande que poseemos sensible a la insulina. Pero también, y de no menor importancia, es el mayor reservorio de glucosa bajo la forma de glucógeno y además el más desarrollado para la eliminación del referido azúcar en condiciones de ejercitación corporal.
Analizando la importancia de los componentes de la dieta, varios estudios han destacado la importancia del aporte sustancioso de proteínas por sobre el resto de los macronutrientes. Recientemente en este punto, y sobre la base de un meta análisis de nueve ensayos controlados aleatorios que variaron de 1 mes a 6 meses, Dong y su equipo informan que las dietas altas en proteínas mostraron efectos beneficiosos sobre la pérdida de peso y los niveles de la hemoglobina glicosilada (HbA 1c). Pero además tendieron a reducir la presión arterial en personas con DBT2, sin efectos adversos sobre los lípidos en la sangre (Dong JY, et al. Effects of high-protein diets on body weight, glycaemic control, blood lipids and blood pressure in type 2 diabetes: meta-analysis of randomised controlled trials. Br J Nutr. 2013).
Reconociendo lo difícil que es bajar al mundo real ciertas “exigencias” nutricionales que permitan cumplir con lo pautado a los individuos tratados, se ha observado que la ingesta de suplementos nutricionales puede ser un camino de control tan seguro como eficaz en este tipo de procedimientos. Como ejemplo de ello, Pal y colegas utilizaron con adultos obesos y con sobrepeso esta práctica con suplementación proteica bajo la forma de bolos de proteína de suero de leche. Lo que finalmente demostraron es que una ingesta diaria de más del 30% de energía obtenida de dicha proteína, comparada con una dieta que contiene aproximadamente 16% de energía proveniente del mismo macronutriente pero a través de la ingesta habitual, fue más eficaz para mejorar los niveles de lípidos y la sensibilidad a la insulina (Pal S, Ellis V, Dhaliwal S. Effects of whey protein isolate on body composition, lipids, insulin and glucose in overweight and obese individuals. Br J Nutr. 2010). Para destacar es que la ingesta total de energía se mantuvo similar entre los grupos a lo largo del estudio. Así, y simplificando, la modificación estuvo centrada en la carga proteica y no en los cambios del total de energía a consumir.
En lo que hace a las cantidades y el momento de la ingestión de las proteínas, y todo esto asociado al entrenamiento de fuerza en adultos mayores, diferentes estudios recientes dieron evidencia que el consumo de entre 20 y 40g de proteína de suero de leche, suficientemente rica en leucina, es digerida rápidamente luego de entrenado el músculo, lo que estimula al máximo la síntesis de proteína en el referido tejido promoviendo su hipertrofia (Yang Y, et al. Resistance exercise enhances myofibrillar protein synthesis with graded intakes of whey protein in older men. Br J Nutr. 2012).
Al presente existe evidencia de que la suplementación con vitamina D puede tener efectos beneficiosos sobre el crecimiento del músculo, pero además sobre la sensibilidad y secreción de insulina. Y ello porque la deficiencia de la referida vitamina está asociada con menor función de las células β pancreáticas, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina.
Relativamente a lo anterior, recientemente algunos trabajos como el de Gagnon y su equipo dieron evidencia del efecto benéfico de la vitamina D en el crecimiento muscular y además sobre su protagonismo favorable en la resistencia a la insulina (Gagnon C, et al. Serum 25-hydroxyvitamin D, calcium intake, and risk of type 2 diabetes after 5 years: results from a national, population-based prospective study (the Australian Diabetes, Obesity and Lifestyle study) Diabetes Care. 2011). Un tiempo antes, Pittas y colegas también lo documentaban (Pittas AG, et al. The role of vitamin D and calcium in type 2 diabetes. A systematic review and meta-analysis. J Clin Endocrinol Metab. 2007).
Si bien la proteína de suero de leche tiene efecto insulinotrópico, el incremento en los niveles de insulina después del consumo de proteína de whey no promueve el aumento de la masa grasa luego de un período de consumo de la misma de 4 meses. Se hipotetiza que esto quizás se deba al alto contenido de leucina presente en la proteína, pero también al mejorado nivel de sensibilidad a la insulina que acaba por generar una reducción en su liberación (Pal S, Ellis V. The chronic effects of whey proteins on blood pressure, vascular function, and inflammatory markers in overweight individuals. Obesity (Silver Spring) 2010).
Asociado a esto, y tal como lo expresa Mortensen, se piensa que un importante rol que desempeñan las proteínas es incrementar la liberación de incretinas, hormonas que mejoran la insulina de ayunas y también la liberada en la etapa post prandial, cualificando así la sensibilidad a la misma (Mortensen LS, et al. Effects of different fractions of whey protein on postprandial lipid and hormone responses in type 2 diabetes. Eur J Clin Nutr. 2012).
Vinculado a lo anterior, Petersen y colegas observaron una reducción significativa en la glucosa postprandial (del orden del 37%) al consumirse una dosis única de 50g de carbohidratos asociados a 20g proteínas de suero lácteo. Interesantemente, esta disminución fue dependiente de la dosis. Los autores concluyen que cuanto mayor es la ingesta de proteína, mayor es su efecto sobre la glucosa en sangre (Petersen BL, et al. A whey protein supplement decreases post-prandial glycemia. Nutr J. 2009). El mismo resultado fue observado por Frid et al. en sujetos con DMT2 que consumieron el mismo tipo de proteína (Frid AH, et al. Effect of whey on blood glucose and insulin responses to composite breakfast and lunch meals in type 2 diabetic subjects. Am J Clin Nutr. 2005).
Finalmente, Lan-Pidhainy y Wolever también observaron un efecto hipoglucémico significativo en individuos con resistencia a la insulina, posterior a la ingestión de 30g de proteína de whey asociado a 50 g de glucosa, en comparación con grupos de personas que consumieron solo 50 g de glucosa (Lan-Pidhainy X, Wolever TM. The hypoglycemic effect of fat and protein is not attenuated by insulin resistance. Am J Clin Nutr. 2010).
Por lo observado, desconocer los beneficios del consumo de proteína de whey asociado al entrenamiento de fuerza, incluso en poblaciones portadoras de tan complicada patología como es el caso de la DBT2, parece ser propia de quienes se niegan a acercarse a la ciencia.
A pesar de lo anterior, en diciembre de 2017 puede escucharse en nuestra televisión Argentina a médicos que, en su enorme desconocimiento del territorio que abordan para el cuidado de nuestro cuerpo por el ejercicio, continúan postulando la caminata y hasta mover muebles en la casa, ignorando que los próximos 12 años nos recibirán con casi 10 millones más de diabéticos por cada 12 meses que pasen (Whiting DR, Guariguata L, Weil C, Shaw J. IDF diabetes atlas: global estimates of the prevalence of diabetes for 2011 and 2030. Diabetes Res Clin Pract. 2011).
Frente a esto, dos opciones se me ocurren para ayudar a la gente en el camino de sus enfermedades: 1 ) sugerirle al galeno que no hable de lo que no sabe y 2) atender nuestra salud poniendo una empresa mudadora de muebles.