La hiperoxia mejora la capacidad de sprint repetido y la carga de entrenamiento asociada en atletas

Publicado 12 de septiembre de 2022, 13:13

La hiperoxia mejora la capacidad de sprint repetido y la carga de entrenamiento asociada en atletas

La naturaleza y la magnitud del efecto de un entrenamiento están dictadas por la frecuencia, duración e intensidad del ejercicio; la llamada carga de entrenamiento (TL). Esos parámetros se modulan varias veces durante un ciclo de entrenamiento para controlar la acumulación de fatiga y garantizar adaptaciones fisiológicas específicas y progresivas. Es bien sabido que la mejora en el rendimiento atlético es atribuible a la fluctuación controlada de la TL a lo largo del año (Fitz-Clarke y cols., 1991). Por lo tanto, la comprensión y la cuantificación del impacto de diversos estímulos sobre la TL representan un elemento clave para la optimización del rendimiento deportivo (Foster y cols., 2001).

Entre los múltiples estímulos utilizados por los atletas y entrenadores para aumentar la TL y promover las adaptaciones fisiológicas, la suplementación con oxígeno (es decir, la hiperoxia) parece muy atractiva debido a las funciones cardiopulmonares, neuromusculares y metabólicas que dependen de este gas (Sperlich y cols., 2017). Con una popularidad creciente desde su aprobación por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en 2001, la hiperoxia puede obtenerse aumentando la fracción de oxígeno inspirado (FIO2, hiperoxia normobárica) y/o la presión barométrica (hiperoxia hiperbárica). El rendimiento durante el ejercicio aeróbico, como las pruebas contrarreloj, el tiempo hasta el agotamiento, las pruebas de ejercicio gradual y las pruebas de función muscular dinámica, no sorprende que mejore de forma aguda en condiciones hiperóxicas (Peltonen y cols., 2001; Tucker y cols., 2007; Manselin y cols., 2017). Esas mejoras se derivan principalmente del aumento de la saturación de la hemoglobina arterial (SaO2), el contenido arterial de oxígeno (CaO2) y, por lo tanto, el suministro sistémico de O2 a los órganos y músculos esqueléticos (Powers y cols., 1993; Peltonen y cols., 1995). Estas mejoras atenúan la hipoxemia inducida por el ejercicio (Nummela y cols., 2002) y alteran el metabolismo energético (Linossier y cols., 2000). La hiperoxia también se ha utilizado durante el ejercicio repetido de alta intensidad y los resultados son prometedores. Como tal, se ha documentado una mayor producción de potencia máxima y promedio cuando se respira O2 al 100%, en comparación con el aire ambiente, durante dos sprints ciclistas de 30 seg separados por 4 min (Kay y cols., 2008), durante cinco series de 40 sprints de brazadas de pecho de alta intensidad (~50 seg) (Sperlich y cols., 2011), y durante diez sprints de ciclismo de 15 seg intercalados con 45 seg de recuperación (Porter y cols., 2020). En general, estos datos indican que la hiperoxia puede ser beneficiosa para el rendimiento del ejercicio en diversos entornos deportivos, aunque los patrones de actividad de los deportes intermitentes, como deportes con raquetas y los deportes de equipo, han recibido una atención limitada hasta el momento.

Durante la mayoría de los deportes de equipo y de raqueta, los atletas repiten esfuerzos breves máximos o casi máximos (es decir, sprints, cambios de dirección, saltos) con recuperaciones cortas de intensidad baja a moderada a lo largo de la competencia. Esta cualidad física, llamada capacidad de sprint repetido (RSA), es fundamental para el éxito, y los entrenadores y el personal de apoyo utilizan diferentes métodos de entrenamiento para mejorar la RSA durante el entrenamiento (Billaut y Bishop, 2009; Bishop y cols., 2011; Girard y cols., 2011). Muchos factores metabólicos (por ej., resíntesis de fosfocreatina, glucólisis aeróbica y anaeróbica, acumulación de metabolitos) y neuromusculares (por ej., estrategias de activación muscular) determinan la RSA, que se han revisado en detalle en otros lugares (Billaut y Bishop, 2009; Bishop y cols., 2011; Girard y cols., 2011). Los esfuerzos máximos cortos dependen en gran medida de los sistemas metabólicos anaeróbicos para producir ATP (Gaitanos y cols., 1993).

Una mayor intensidad de ejercicio o la posibilidad de realizar más repeticiones de sprint durante una sesión de entrenamiento determinada conduciría a una mayor TL y, teóricamente, a mayores adaptaciones al entrenamiento a lo largo del tiempo. Sin embargo, hasta donde se sabe, ningún estudio ha evaluado la influencia de HYP en RSA y la TL asociada.

Antes de promover dicha práctica en el entrenamiento, primero se puede evaluar la eficacia de agregar hiperoxia a una sesión de entrenamiento de sprints repetidos con atletas. Por lo tanto, recientemente un estudio de la Université Laval de Canadá, examinó los efectos de la hiperoxia normobárica aguda sobre la RSA, parámetros psicofisiológicos claves y la TL en atletas entrenados. Se planteó la hipótesis de que la hiperoxia mejoraría la reoxigenación muscular y mantendría mejor la activación muscular, lo que conduciría a una mayor RSA y TL.

De esta manera, 13 atletas de deportes de equipo y de raqueta realizaron sprints máximos de 6 seg con recuperación de 24 seg hasta el agotamiento (disminución de la potencia ≥15% durante dos sprints consecutivos) en condiciones normóxicas (NOR: FIO2 0.21) y condiciones hiperóxicas (HYP: FIO2 0.40), en un diseño aleatorizado, simple ciego y cruzado. A lo largo de las pruebas se registraron las siguientes variables: índices mecánicos, saturación arterial de O2 (SpO2), oxigenación del músculo vasto lateral con espectroscopía de infrarrojo cercano y actividad electromiográfica de los músculos vasto lateral, recto femoral y gastrocnemio lateral. Se calcularon la TL de la sesión (trabajo × tasa de esfuerzo percibido) y la eficiencia neuromuscular (trabajo/EMG [Electromiografía]).

En comparación con la condición NOR, la condición HYP aumentó la SpO2 (2.7±0.8 %, tamaño del efecto de Cohen ES 0.55), el número de sprints (14.5±8.6%, ES 0.28), el trabajo mecánico total (13.6±6.8%, ES 0.30) y la TL de sesión (19.4±7.0%, ES 0.33). Al mismo tiempo, la condición HYP aumentó la amplitud de los cambios de la oxigenación muscular durante los sprints (25.2±11.7%, ES 0.36) y los períodos de recuperación (26.1±11.4%, ES 0.37), así como el reclutamiento muscular (9.9±12.1%, ES 0.74), y eficiencia neuromuscular (6.9±9.0%, ES 0.24).

Se concluyó que respirar una mezcla hiperóxica enriquecida al 40% de O2 mejora el trabajo total realizado y la carga de entrenamiento asociada durante una sesión de RSA de circuito abierto en atletas entrenados. Este impacto ergogénico puede estar mediado por alteraciones metabólicas y neuromusculares.