Anamnesis y registro de actividad con Wearables. Propuesta de valoración mediante el programa SOFTEID®

Publicado 11 de mayo de 2015, 13:39

Aguilera, J; Heredia, JR y Peña, G. (2015).

Instituto Internacional de Ciencias del Ejercicio Físico y la Salud.

IICEFS


SOFTEID. Software para la Evaluación Integral del Deportista

1.- Introducción a la anamnesis.

2.- El historial clínico del paciente.

3.- Registro de actividad y hábitos mediante Wearables.

4.- Análisis de los datos mediante el programa SOFTEID®.

5.- Conclusiones.

6.- Webgrafía y bibliografía.


1.- INTRODUCCIÓN A LA ANAMNESIS.

Uno de los objetivos de la valoración funcional es el registro del estado anatómico y fisiológico de sus estructuras, por ello, realizamos infinidad de pruebas, test, mediciones... con el fin de buscar los “culpables” de la situación actual de nuestro evaluado, o bien, establecer nuestro punto de partida. Sin embargo, en ocasiones, no somos capaces de identificar esos “culpables” ya que no solemos indagar en el origen del problema, que no suele ser otro que sus hábitos de vida o su historial clínico (lesiones, Actividades de la Vida Diaria-AVD, Actividades de la Vida Laboral-AVL, Actividades Físico Deportivas-AFD, etc).

La anamnesis, se establece como el conjunto de los datos clínicos relevantes de un paciente, y por lo tanto, como el punto de partida de cualquier valoración funcional.

A lo largo de esta entrada abordaremos la terminología y los ítems que debe contemplar cualquier historial, así como la presentación de un modelo de registro y su ejemplificación mediante el programa SOFTEID® (Software para la Evaluación Integral del Deportista).


2.- EL HISTORIAL CLÍNICO DEL PACIENTE.

El término historial clínico, proviene del área médica a mediados del siglo XX, y era entendido como el conjunto de documentos elaborados en dicha relación, médico-paciente. En la actualidad, podemos encontrar gran variedad de términos, a los cuales se les asocia la misma terminología (historial de salud, entrevista, cuestionario médico-deportivo, etc.).

Siguiendo con el área médica, el historial clínico, “es el único documento válido desde el punto de vista clínico y legal”. Evidentemente, dentro de nuestras competencias profesionales no podemos establecer diagnósticos médicos sobre nuestros “pacientes”, pero sí que podemos y debemos, conocer el estado actual de salud de nuestros sujetos, para poder “prescribir” con ciertas garantías de calidad e individualización.

Por lo tanto, pese a no tener capacidad legal de emitir juicios médico-clínicos, sí que podemos pasar una batería de preguntas que nos ayuden a conocer y a encuadrar a nuestro deportista en unos parámetros de normalidad o anormalidad, así como para detectar posibles factores predisponentes.

En todo historial clínico, encontramos los siguientes apartados:

  1. La anamnesis.
  2. Exploración física o clínica.
  3. Pruebas o exámenes complementarios.
  4. Juicios de valor que el propio médico extrae de los documentos que él elabora; para fundar un diagnóstico, prescribir el tratamiento y, finalmente, dejar constancia del curso de la enfermedad.
  5. Tratamiento.

Según la RAE, la anamnesis, es “el conjunto de los datos clínicos relevantes y otros del historial de un paciente”, el diagnóstico se entiende como “la recogida y análisis de datos para evaluar problemas de diversa naturaleza”, debiendo diferenciar para ello los signos (datos objetivos y por lo tanto cuantificables) de los síntomas (datos subjetivos pero reveladores de algún indicio o fenómeno). Y por último, el juicio de valor (opinión final emitida proveniente de la recogida de datos previa) y el tratamiento (conjunto de medios que se emplean para curar o aliviar una enfermedad, algia o patología).

Si aplicamos todo este argot médico a nuestro campo del entrenamiento, efectivamente debemos realizar una anamnesis para conocer el estado inicial de salud. A partir de aquí, podremos realizar un diagnóstico, es decir, realizar pruebas y test anatomo-funcionales para valorar el estado de aquellas deficiencias encontradas, o bien, para derivar a un especialista que certifique la buena aptitud del sujeto para la posterior práctica deportiva.

Los objetivos de la valoración inicial, ampliando lo establecido según Vicente Ferrer (2002), serían:

  1. Identificar a las personas que deberían tener prohibido hacer ejercicio.
  2. Conocer a las personas que deberían hacerlo bajo supervisión médica.
  3. Disminuir todo lo posible el riesgo que existe en el momento de la práctica deportiva.
  4. Identificar a las personas que tienen factores de riesgo.
  5. Detectar posibles limitaciones o anomalías para la práctica deportiva.
  6. Obtener información sobre los datos personales, la condición física, los hábitos de vida (de la vida diaria, laboral, deportiva y nutricional), así como su experiencia.
  7. Prescribir correctamente la dosis de ejercicio, respetando el principio de individualización.
  8. Valorar la evolución y el progreso del evaluado.

Tras revisar los distintos modelos de anamnesis e historiales clínicos (médicos, atención primaria, fisioterapia, deportivos, nutricionales, etc) y con la intención de conocer los posibles factores de riesgo asociados a la práctica física, consideramos que los apartados del historial clínico-deportivo, deberían ser:

1.- Datos personales.

2.- Patologías e historial médico-deportivo:

2.1.- Patologías y enfermedades.

2.2.- Historial médico:

    • Antecedentes personales.
    • Antecedentes familiares.

2.3.- Historial deportivo (lesiones previas).

3.- Hábitos de vida:

3.1.- Hábitos de vida deportiva (AFD).

3.2.- Hábitos del estilo de vida y laborales (AVD-AVL).

3.3.- Hábitos nutricionales (AVN).

    • 3.3.1.- Analítica de sangre.

3.4.- Medidor de actividad.

4.- Objetivos personales, disponibilidad y preferencias.


Imagen 1.- Programa SOFTEID versión beta. Registro de los datos personales.

El historial clínico nos permitirá encasillar y delimitar cómo está nuestro deportista de una forma rápida, sencilla y económica, para posteriormente comprobar los avances, o bien, establecer ciertas recomendaciones de tipo higiénico-sanitarias.


3.- REGISTRO DE ACTIVIDAD Y HÁBITOS MEDIANTE WEARABLES.

Actualmente existe un incipiente auge en la utilización de wearables. Esta tecnología “ponible” hace referencia al conjunto de aparatos y dispositivos electrónicos que se incorporan en alguna parte de nuestro cuerpo, interactuando con el usuario en el registro y cuantificación de las Actividades de la Vida Diaria (AVD), las Actividades de la Vida Laboral (AVL), las Actividades Físico-Deportivas (AFD), e incluso, con nuestras Actividades Nutricionales (AVN).

Existiría una incongruencia por nuestra parte, si sólo somos capaces de medir y cuantificar las horas de ejercicio físico o deporte en nuestros entrenados, ya que dicho registro oscilaría entre un 1% y un 8% de las horas semanales. Por ello, son de gran interés tanto los wearables como aquellos programas que nos ayudan a controlar nuestra alimentación, permitiendo ampliar este porcentaje de actividad y de hábitos alimenticios hasta el 100%.

El deseo por lograr comprender mejor la relación entre actividad física y salud, así como poder explicar el drástico aumento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en jóvenes y adultos, ha centrado la atención en la necesidad de mejorar las herramientas utilizadas para cuantificar los niveles de actividad física (Santos-Lozano, 2012).

El desarrollo tecnológico ha permitido generar instrumentos fáciles de utilizar y que, de una manera objetiva, valoran el nivel de actividad física diaria. Por ejemplo, en la década de los noventa del pasado siglo XX, el monitor de frecuencia cardíaca fue ampliamente utilizado, siendo el método de elección preferido por muchos investigadores para medir la intensidad de la actividad física por medio de los latidos por minuto del corazón. Sin embargo, se desarrolló el empleo de los podómetros, que miden la actividad física de forma también objetiva contabilizando el número de pasos por día, pero carecen de la posibilidad de cuantificar su intensidad. Por eso, en los últimos años se ha incrementado la popularidad y el empleo de los acelerómetros como herramientas objetivas de cuantificación de la actividad física en distintas poblaciones, proporcionando información relativa sobre la intensidad, la frecuencia y la duración de la actividad física desarrollada de la persona que lleva el monitor (Santos-Lozano, A. y Garatachea, N., 2012), así como sus horas de descanso y la tipología del mismo.


3.1.- REGISTRO AVD-AVL-AFD.

Actualmente, existe gran variedad de modelos, según la casa comercial (Polar, Garmin, LG, Huawei, Samsung, Nike, HTC, Jawbone, Fitbit, Withings, etc) y las funciones que presenta (sumergibles, con o sin medidores de Frecuencia Cardíaca incorporados, con software para el teléfono y/o mediante plataformas online, etc).

La principal ventaja de esta tecnología estriba en que nos permite conocer las “24 horas tipo” de los hábitos de vida de nuestro entrenado, pudiendo establecer recomendaciones reales con los datos obtenidos.

Entre las funciones principales que nos aportan estos dispositivos, podemos encontrar:

  • Registro del número de horas de sueño (distinguiendo reparador y no reparador).
  • Registro del número de horas sentado o de inactividad (con alertas de inactividad).
  • Registro del número de horas de Actividad Física, según su intensidad: leve, moderada o intensa.
  • Otras mediciones: saturación de oxígeno, Kcal, número de pasos, escaleras subidas, frecuencia cardíaca (incorporada en algunos dispositivos mediante uno, dos o tres sensores led, o bien, mediante un medidor de pulsaciones externo), alarmas, etc.


Imagen 2.- Intensidades medidas, principales registros y ejemplos de dispositivos (Polar Loop y Polar M400).


Imagen 3.- Registro semanal de las AVD y AFD (Polar Loop).


3.2.- REGISTRO NUTRICIONAL.

Por otro lado, podemos suplementar el registro de las actividades con la cuantificación de nuestro “modelo nutricional”. Para ello, existe gran cantidad de aplicaciones móviles, que incluyen un lector de códigos de barra el cual nos ayuda a establecer una base de datos de nuestra lista de la compra, así como a cuantificar las Kcal reales que consumimos diariamente, simplemente introduciendo el tipo y la cantidad de alimentos que ingerimos.

Imagen 4.- Programa Fatsecret (izquierda) y MyFitnessPal (derecha).

Actualmente, sin necesidad de realizar una gran inversión, podemos controlar las 24 horas de nuestro evaluado, lo que hasta ahora era imposible, muy difícil o simplemente se reducía a una conversación o a registros subjetivos por parte del técnico o entrenador.

Medidor de Actividad + Pulsómetro + Registro Nutricional =

Control exhaustivo de nuestro entrenado las 24h/día/online


4.- ANÁLISIS DE LOS DATOS MEDIANTE EL PROGRAMA SOFTEID®

El programa SOFTEID® (Software para la Evaluación Integral del Deportista), está dividido en cuatro grandes bloques (Anamnesis, Antropometría, Evaluación Estática y Evaluación Dinámica), dentro de los cuales se registran hasta quince pruebas de valoración. Estas valoraciones son propuestas para ser realizadas en seis días, atendiendo al material necesario y a los objetivos pretendidos por el usuario.

Pese a estar en la versión beta, a continuación se muestran los apartados registrados en el historial clínico del paciente desarrollado en el punto dos.

Imagen 5.- Propuesta de Evaluación Integral del Deportista (SOFTEID®).


Imagen 6.- SOFTEID, versión beta. Datos personales.

Imagen 7.- SOFTEID, versión beta. Historia clínica: patologías y enfermedades.

Imagen 8.- SOFTEID, versión beta. Historia clínica: antecedentes personales y familiares.

Imagen 9.- SOFTEID, versión beta. Historia clínica: lesiones deportivas.

Imagen 10.- SOFTEID, versión beta. Historia deportiva: antecedentes.

Imagen 11.- SOFTEID, versión beta. Historia deportiva: motivaciones y objetivos personales.

Imagen 12.- SOFTEID, versión beta. Historia deportiva: disponibilidad y preferencias.

Imagen 13.- SOFTEID, versión beta. Hábitos de vida y laborales.

Imagen 14.- SOFTEID, versión beta. Hábitos nutricionales.

Ejemplos de cuestionarios en PDF:


5.- CONCLUSIONES.

  1. La anamnesis o el historial clínico-deportivo debe ser el primer documento o registro de nuestro evaluado sobre el que diseñar y establecer la dosis individual de nuestro entrenamiento.
  2. Los wearables nos permiten conocer los hábitos de vida de nuestro entrenado las 24 horas del día, pudiendo establecer recomendaciones reales con los datos obtenidos.
  3. El evaluador tendrá una herramienta sobre la que justificar y guiar el diseño de un programa individualizado de ejercicios, consiguiendo una mayor implicación y comprensión por parte del paciente.

Debemos tener muy presente, que la historia clínica como tal, pertenece al campo de la medicina, pero nosotros como profesionales del ejercicio físico también podemos emitir “nuestro juicio de valor”, así como recomendar y aplicar “nuestro tratamiento”, siempre y cuando respetemos las competencias profesionales.

El trabajo multidisciplinar siempre enriquece nuestra labor y nuestro aprendizaje, por lo tanto, debemos mantener una actitud abierta y reflexiva con los distintos profesionales que nos rodean.


“El trabajo en equipo es el combustible que permite que gente común

alcance logros extraordinarios”


6.- WEBGRAFÍA Y BIBLIOGRAFÍA.


WEBGRAFÍA (Wearables):


BIBLIOGRAFÍA:

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13. Smith NJ, Stanitski CL. Evaluación del estado de salud de los deportistas escolares y universitarios antes de practicar deportes. En: Guía Práctica de Medicina Deportiva. Madrid: Interamericana-McGraw Hill, 1991; 1-20.

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