Respuesta neuromuscular aguda al entrenamiento concurrente, de fuerza y de carrera de deportes de equipo

Publicado 4 de julio de 2022, 14:12

Respuesta neuromuscular aguda al entrenamiento concurrente, de fuerza y de carrera de deportes de equipo

La frecuencia de los partidos durante la fase competitiva de la temporada en deportes de equipo como el fútbol, el fútbol australiano y la liga de rugby, restringe el tiempo disponible para prescribir el entrenamiento. Para proporcionar suficiente tiempo durante la semana para las oportunidades de desarrollo físico y técnico/táctico, además de la puesta a punto y la recuperación antes y después de los partidos, con frecuencia se prescriben en el mismo día estímulos de entrenamiento divergentes, como ejercicios cardiorrespiratorios y de fuerza (Enrigth 2017, Jones 2016). Los datos de encuestas de practicantes de deportes de equipo informaron que el 78%–89% de todas las sesiones de entrenamiento de la fuerza (EF) prescritas a lo largo de la semana se realizan el mismo día que el entrenamiento de campo (Cross 2019). Esta organización de entrenamiento agudo se conoce como entrenamiento concurrente (CT) y se ha demostrado que provoca una adaptación relacionada con el EF en forma subóptima (Fyfe 2014). Aunque el debilitamiento de las vías de señalización responsables de la adaptación es un mecanismo comúnmente explorado para explicar esta tendencia, el deterioro residual en la función neuromuscular de una sesión del ejercicio anterior tiene la capacidad de reducir el volumen total y la intensidad del ejercicio de fuerza realizado, contribuyendo a una adaptación comprometida (Fyfe 2014). Sin embargo, esto aún debe explorarse en las sesiones de CT que representan una práctica común en los deportes de equipo en el campo. Además, existe una visión mecánica limitada del rendimiento y la fatigabilidad percibida y la recuperación posterior del CT a pesar de la alta prevalencia en el entorno de los deportes de equipo de campo.

El ejercicio intermitente de alta intensidad basado en la carrera, como ocurre en un partido y en el entrenamiento de deportes de equipo en el campo, produce fatigabilidad en el rendimiento, como lo demuestran las disminuciones en la altura del salto con contramovimiento (CMJ) (~5%–9%) y la fuerza voluntaria máxima (~14% de producción que persiste durante 24–72 h (Brownstein 2017, Pointon 2012, Sparker 2018). Estos cambios posteriores al ejercicio sobre el rendimiento muscular se han observado junto con disminuciones en la función contráctil del músculo (14%–20%) y la activación voluntaria (~7%), lo que sugiere que tanto los factores centrales (neuronales) como periféricos (musculares) que impulsan la contracción muscular están implicados en los cambios en la función neuromuscular después del ejercicio de sprint intermitente (Brownstein 2017, Pointon 2012). Se sugiere comúnmente que el daño miofibrilar causado por contracciones excéntricas repetidas y la acumulación de metabolitos dentro del músculo contribuyen a los cambios observados en la función neuromuscular (Brownstein 2017, Pointon 2012). Se han observado cambios mayores posteriores al ejercicio en la función muscular después del ejercicio de fuerza, con disminuciones en la capacidad del músculo para producir fuerza máxima (~21%–28%), función contráctil (~50%) y activación voluntaria (~8%), recuperándose 24-72 h post-entrenamiento (Marshall 2018, Metcalf 2019, Thomas 2018). A pesar de esta evidencia que sugiere que tanto el ejercicio de fuerza como el de sprint intermitente comprometen la función muscular durante 24 a 72 hs, es común que estas sesiones se realicen en el mismo día (CT), a menudo con entrenamiento de campo realizado antes del ejercicio de fuerza (Cross 2019).

Se ha demostrado que el volumen total de ejercicio influye en los cambios posteriores al ejercicio en la función neuromuscular (Goodall 2017); por lo tanto, una serie de estudios han examinado las consecuencias agudas de combinar ejercicios de fuerza y cardiorrespiratorios. Después del CT, se han observado reducciones significativas posteriores al ejercicio en la producción de fuerza voluntaria máxima y en el CMJ, así como elevaciones en la creatina quinasa (CK), que persisten durante 24 a 48 horas posteriores al ejercicio (Eklund 2016, Schumann 2013, Taipale 2013 y 2014). Sin embargo, los componentes de la fuerza y los componentes cardiorrespiratorios de las sesiones de CT examinados a menudo varían sustancialmente de las que se realizan comúnmente durante la fase de competencia de la temporada en deportes de equipo en el campo. Por ejemplo, el ejercicio de fuerza que se examina a menudo involucra un sólo ejercicio realizado al mismo tiempo que el ejercicio aeróbico basado en ciclismo (Eklund 2016, Schumann 2013) o una serie de ejercicios de fuerza realizados al mismo tiempo que la carrera continua (Taipale 2013 y 2014), con tan sólo 10 min de separación entre las formas de ejercicio. Dado que las variables de carrera de alta intensidad (por ej., aceleración y desaceleración) observadas durante el entrenamiento de campo contribuyen en gran medida al daño muscular (Gastin 2019) y una gran cantidad de cambios de dirección pueden exacerbar las disminuciones en la función muscular y aumentar la carga perceptiva (Ashton 2015), la literatura del CT anterior que excluye estas variables puede subestimar los cambios en la función neuromuscular y el curso del tiempo de la recuperación posterior.

Por lo tanto, recientemente Jason Siegler, de la Arizona State University (EEUU), llevó a cabo un estudio de tipo cruzado cuyo el propósito fue examinar los cambios en el rendimiento (es decir, la fuerza voluntaria máxima, la función contráctil del músculo y la activación voluntaria) y la fatigabilidad y el daño muscular percibidos (es decir, fatiga y dolor muscular autoinformados) después de un ejercicio de fuerza aislado de las extremidades inferiores, un ejercicio de sprint intermitente y un CT que representan la prescripción común durante la temporada en los deportes de equipo. Dicho autor, presume que el CT provocaría mayores cambios posteriores al ejercicio en la función neuromuscular y una recuperación prolongada en comparación con el ejercicio de fuerza aislado y el ejercicio de sprint intermitente.

Diez atletas masculinos de deportes de equipo recreativos con antecedentes de EF participaron en un estudio cruzado aleatorizado que involucró un protocolo de sprint intermitente (ISP), un EF de miembros inferiores y un CT (ISP y RT separados por 1 h). Antes (PRE), inmediatamente después (POST), 24 hs y 48 hs después de cada condición de ejercicio, la activación del músculo cuádriceps, la activación voluntaria, la función contráctil del músculo (respuestas de contracción provocadas), la creatina quinasa, el dolor muscular y el perfil de estados de ánimo (POMS) )–fatiga, fueron registrados.


Como resultado, la función contráctil del cuádriceps se vio obstaculizada en todas las condiciones, observándose una disminución significativamente mayor POST EF (58.,4 %±18.0 %) y CT (54.8 %±8.6 %) en comparación con el protocolo ISP (35.9 %±10.7 %, P <0.05), recuperándose a las 48 hs después de todas las condiciones de ejercicio. Las calificaciones de fatiga del análisis de POMS aumentaron en POST en todas las condiciones, con los protocolos CT e ISP provocando el mayor aumento, volviendo a la línea de base 48 hs después de todas las condiciones de ejercicio. El dolor muscular del cuádriceps se mantuvo elevado desde PRE a las 48 hs después de todas las condiciones de ejercicio. No se observaron cambios a lo largo del tiempo para la activación voluntaria y la amplitud de EMG de superficie del cuádriceps después de cualquier condición de ejercicio. El volumen y la carga levantados en la sesión de EF no se vieron afectados por el ejercicio intermitente previo (ISP) en la condición de CT.

Como conclusiones, se puede decir que el EF altera la función contráctil, que no se exacerba cuando se realiza 1 hs después de un protocolo ISP. La función contráctil después de todas las condiciones de ejercicio mostró el mismo perfil de recuperación (48 hs) a pesar de que la disminución posterior al ejercicio fue menor después del protocolo ISP en comparación con EF y CT. El ejercicio previo de sprint intermitente no afecta negativamente el volumen de ejercicio realizado en una sesión de RT de miembros inferiores.