Las
reflexiones que vamos a compartir son relativas a la educación física en
Argentina en general y particularmente en nuestra provincia de Córdoba y son
escritas desde la absoluta libertad en al acto de pensar pretendiendo, vale la
pena aclararlo, que también induzcan al desarrollo de actitudes críticas
libres. No solicitamos estar de acuerdo o en desacuerdo con ellas, sino instar
a la reflexión acerca de problemas que el modelo actual y dominante en la
formación de docentes en educación física no logra superar o resolver. La
exposición de las ideas no sigue criterio de orden alguno y no por eso son
incoherentes. Consideremos, más bien, una modalidad “discontinua” de redacción,
apelando al recurso de las viñetas para distinguir los diferentes tópicos de
análisis. Luego de los intentos iniciales compartí las ideas con algunos
colegas, de ahí me tomé el atrevimiento de anexar esos valiosos aportes.
- La negación de la dimensión biológica en la formación de los profesores de educación física es alarmante. ¿Niegan porque ignoran? Posiblemente sea esa la respuesta e intentar no ignorar suponga estudiar. Las transformaciones curriculares de los últimos años en nuestra región dan cuenta de este progresivo proceso de deterioro. Las razones por momentos esgrimidas por los promotores de estos cambios son rayanas al absurdo y no es que cueste entenderlas, directamente son inentendibles. Una estrategia previa fue, al menos en nuestra provincia, la de juntar y mezclar en una sola materia, llamada ”fundamentos biológicos”, las que antes estaban perfectamente delimitadas y permitían la profundización necesaria para, en carácter de profesores de educación física, tomar decisiones pertinentes sobre los sistemas funcionales de los sujetos. Antes desarrollábamos anatomía aplicada, fisiología general, fisiología del ejercicio, educación sanitaria, primeros auxilios y análisis del movimiento. Hoy todo esto está “metido y mezclado” en una sola materia que, a pesar de los grandes esfuerzos de los profesores, no alcanzan a desarrollar los contenidos mínimos y elementales que nuestra carrera requiere. Antes era, inclusive, insuficiente. Ahora es directamente un chiste. La realidad que me toca conocer es la de Canadá. Allí las materias no tienen nombres raros. Son las clásicas y se profundizan cada vez más. Entienden que en educación física tomamos decisiones sobre la dimensión biológica del ser humano y que la misma no puede ser negada, ni implícita ni explícitamente. Cualquiera sea la edad del sujeto y su particular contexto. Como profesor del último año de la formación de grado aquí en la provincia de Córdoba, alarma detectar tantas insuficiencias en nuestros alumnos: desconocimiento de la anatomía funcional, procesos fisiológicos elementales no estudiados, nociones básicas de biomecánica insospechadas. Los alumnos llegan al último año de la carrera sin conocer el cuerpo humano, sin saber el nombre de los movimientos, sin saber, como mínimo, nombrar las partes exteriores del cuerpo. A la hora de hacer capacitaciones, aporta el profesor Mauro Parra, es una vergüenza que simposios y cursos, relacionados con biomecánica, análisis de movimiento y fisiología del ejercicio no tengan puntaje, como si no importaran estos contenidos para aplicar en el colegio.El profesor Sebastián Del Rosso agrega luego de la lectura de los bocetos iniciales: “Una cuestión que me parece totalmente inconcebible es que prácticamente no existe la fisiología del crecimiento, maduración y desarrollo en relación con el ejercicio. Es una asignatura que he dado en varios cursos y me sorprende ver que tanto alumnos actuales como profesores en actividad no sepan lo que es el PHV (peak height velocity) y su relación con los estados madurativos. Entonces surge mi pregunta… ¿en las clases de educación física actuales los niños/adolescentes no se mueven? ¿en la actualidad se dan clases teóricas de educación física en las escuelas y colegios secundarios? Ya que de lo contrario no se puede concebir que un alumno del profesorado de educación física no conozca la fisiología de un niño pre-púber y sus respuestas fisiológicas frente al ejercicio o actividad física (ni siquiera hablemos de entrenamiento)”.Extraño panorama a la luz de que nuestras clases no se caracterizan por ser, precisamente, aúlicas. Aún las aúlicas deberían tener en cuenta la dimensión biológica del ser humano. Decían Pierre Vayer y Pierre Toulousse: “la escuela ignora la existencia del sistema nervioso”. Esta afirmación de la importancia de la dimensión biológica no supone negar los valores y principios pedagógicos de la educación física bajo respecto alguno. Una no excluye a la otra, sino que son concurrentes e integrativas. La compatibilidad es implícita a la capacidad del docente quien, desde el manejo de sus habilidades como profesor, puede incluir los valores propios de las dos dimensiones.
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