Antioxidantes

Este término acude a la función de varias moléculas que pueden prevenir o limitar las acciones de las especies reducidas de oxígeno (ROS), usualmente al remover sus electrones desapareados, convirtiéndolos entonces en moléculas mucho menos reactivas.

Las ROS incluyen los iones de oxígeno, los radicales libres y los peróxidos. Todos ellos son altamente inestables ya que reaccionan con otras moléculas captando (reduciéndose) o cediendo (oxidándose) sus electrones desapareados para estabilizarse, alterando de este modo la estructura y función de las moléculas con las que interaccionan, generando una reacción en cadena. Sin embargo, las ROS son totalmente necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. El cuerpo las utiliza para multitud de operaciones, todas ellas de importancia para que se dé un correcto funcionamiento sistémico; por ejemplo, durante el proceso inmunológico fagocítico de bacterias, los neutrófilos o macrófagos utilizan la generación de radicales libres para su destrucción o, durante la generación de energía en forma de ATP para su utilización celular, localizada en cadena respiratoria mitocondrial, se generan multitud de radicales libres; éste es uno de los motivos de porque se menciona que el ejercicio físico es un factor oxidante para todos nosotros. De esta forma queda claro, que para que nuestro organismo funcione correctamente, se necesita un correcto equilibrio entre producción y eliminación de ROS.

Nuestro cuerpo tiene varios mecanismos para afrontar estas moléculas reactivas, estos se clasifican en dos grupos, los de tipo primario o preventivo y los de tipo secundario o rompedor de la cadena reactiva iniciada. Dentro de estas dos categorías se pueden diferenciar por su naturaleza enzimática y no enzimática. En la siguiente tabla se muestra esa clasificación y las moléculas que llevan a cabo la función antioxidante.

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