“El completo estado de bienestar físico, psíquico y social, y no solamente la mera ausencia de enfermedad…”
En esta definición vemos, que el concepto de salud – enfermedad, excede con creces, a la enfermedad en si misma como un simple mal funcionamiento orgánico, aislado del medio ambiente, la cultura, la sociedad y la psiquis, por una visión indivisible y mucho más amplia del binomio salud – enfermedad.
De todas las enfermedades conocidas, las enfermedades cardiovasculares, tal vez sean de las que más se ven influenciadas por todos estos aspectos y quien las padece, en general, presenta grandes repercusiones en su condición física, psíquica y social. Basta pensar en aquel individuo, que en aparente estado de salud, súbitamente descubre que está sufriendo un infarto de miocardio, el cual no solo pone en riesgo inminente su propia supervivencia, si no, que ve afectado en segundos todo lo que alguna vez había pensado para su futuro y todo su entorno.
Por lo cual, un amplio, completo y efectivo tratamiento, debería involucrar todos estos aspectos físicos, psíquicos y sociales que hacen a la salud en su sentido más amplio.
De todas las herramientas terapéuticas cardiovasculares conocidas y aplicadas en la actualidad:
- Tratamientos medicamentosos
- Tratamientos endovasculares (angioplastias con o sin colocación de Stent, reemplazo valvulares, etc.)
- Tratamientos quirúrgicos (cirugías de revascularización miocárdica, reemplazo valvulares, trasplantes, etc.)
- Tratamiento de rehabilitación cardiovascular
Posiblemente, sea la rehabilitación cardiovascular (RHCV) la única, que se encarga de los tres aspectos que hacen a la salud – enfermedad de una manera integral y protocolizada.
Naturalmente que no podemos decir que los Cardiólogos Clínicos quienes indican solamente un tratamiento medicamentosos a sus pacientes, o los Hemodinamistas quienes los intervienen por métodos endovasculares, o los Cardiocirujanos que los operan, no tengan en su intención de tratar a sus pacientes a estos tres aspectos, pero si podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que,
Esta práctica médica está encuadrada dentro de lo que se considera como prevención secundaria (o terciaria según el tipo de definición de prevención utilizada) ya que se aplica sobre individuos que ya han sufrido algún evento cardiovascular, por esta razón, es que debe practicarse dentro de un ámbito médico cardiológico que garantice el profesionalismo y la seguridad de los pacientes.
El tratamiento de RHCV, debe ser indicado a todos los pacientes cardiovasculares para optimizar y mejorar los otros tratamientos implementados, estos habitualmente no son reemplazados por la rehabilitación pero esta, se impone como medida indispensable de prevención secundaria. No debiera existir ni un solo paciente cardiovascular que no pasara por un programa de RHCV.
En ciertas ocasiones,
Prof. Dr. Alejandro M. Gómez Monroy Especialista Consultor en Cardiología y RHCV Director de Cardioactivo Capacitaciones y del Curso a Distancia de Rehabilitación Cardiovascular