Resumen
Antecedentes: El buceo es una actividad cada vez más popular que implica el uso de equipos especializados y aire comprimido para respirar bajo el agua. Los buceadores están sujetos a las consecuencias fisiológicas de estar sumergidos en un ambiente de alta presión, que incluyen, entre otras, un aumento del trabajo respiratorio y del gasto de energía cinética, disminución de la absorción de líquidos y alteración del metabolismo. La respuesta individual a estos factores estresantes ambientales puede resultar en un riesgo diferencial de enfermedad por descompresión, una condición que se cree que resulta del exceso de burbujas de nitrógeno que se forman en los tejidos del buceador. Si bien los mecanismos de la enfermedad por descompresión aún se desconocen en gran medida, se ha postulado que esta respuesta puede verse influenciada aún más por el estado de salud del buceador. La ingesta nutricional tiene relevancia directa con el estado de inflamación y la resistencia al estrés oxidativo, los cuales se han asociado con un mayor estrés de descompresión. Si bien se han determinado recomendaciones nutricionales para buceadores de saturación, es probable que estas recomendaciones sean demasiado sólidas para los buceadores recreativos, considerando que las diferencias en el tiempo pasado bajo presión y la profundidad máxima podrían resultar en demandas energéticas no equivalentes. Las recomendaciones específicas para los buceadores recreativos siguen en gran medida sin definir.
Métodos: Esta revisión narrativa resumirá las recomendaciones nutricionales existentes y su justificación para los buceadores recreativos, así como también identificará lagunas en la investigación sobre las conexiones entre la ingesta nutricional y la salud y seguridad de los buceadores.
Resultados: Siguiendo las recomendaciones del Instituto de Medicina y el Instituto de Investigación Médica Naval de Bethesda, se recomienda a los buceadores recreativos consumir ~170-210 kJ·kg.-1 (40-50 kcal·kg-1) masa corporal, dependiendo de su carga de trabajo bajo el agua, en un día que consta de 3 horas de inmersión a más de 46 msw. Las recomendaciones para la distribución de macronutrientes para los buceadores son obtener el 50% de los julios de los carbohidratos y menos del 30% de los julios de las grasas. Se recomienda el consumo de proteínas para alcanzar un mínimo de 1 g de proteína·kg-1 de masa corporal al día para mitigar la pérdida de apetito y al mismo tiempo cubrir las necesidades energéticas. Todos los buceadores deben tener especial cuidado en hidratarse con un mínimo absoluto de 500 ml de líquido por hora para cualquier inmersión de más de 3 horas; estudios más recientes han encontrado que 0,69 litros de agua dos horas antes de la inmersión es lo más eficaz para minimizar la carga de burbujas. Si bien existe evidencia de que las dietas especializadas pueden tener aplicaciones específicas en el buceo comercial o militar, no son aconsejables para la población general de buceo recreativo considerando la naturaleza a menudo extrema de estas dietas y la falta de investigaciones sobre su efectividad en una población de buceo recreativo.
Conclusiones: Las recomendaciones establecidas no tienen en cuenta los cambios de temperatura, el equipo de buceo, la profundidad, el tiempo de inmersión, el trabajo respiratorio, la mezcla de gases respirables o la variación individual en el metabolismo. Las recomendaciones individuales pueden ser más precisas cuando se tienen en cuenta la tasa metabólica basal y la actividad física fuera del buceo. Sin embargo, se necesita más investigación para validar estas estimaciones frente a la variación en el perfil de buceo y la demografía de los buceadores.
Palabras clave: Salud; metabolismo; nutrición; fisiología; presión; submarinismo.