La velocidad de ejecución en el entrenamiento de fuerza: connotaciones para el ámbito de la salud

No hace demasiado tiempo que en el ámbito de la salud no se consideraba suficientemente la importancia del componente de la velocidad de entrenamiento de la fuerza. Muy al contrario es y ha sido una variable escasamente controlada, hasta el punto de pensar que aquellos sujetos más frágiles, obesos, mayores, etc. debían entrenar “siempre” a una velocidad de ejecución baja o moderada para evitar riesgos que pudiesen comprometer sus estructuras osteo-articulares. De hecho, los posicionamientos y directrices internacionales más reconocidos del pasado apenas consideraban la manipulación y trascendencia de este componente al referirse al entrenamiento de la fuerza con poblaciones sanas no deportistas: “El entrenamiento de fuerza para el participante medio debe ser rítmico, ejecutado a una velocidad lenta a moderada” (ACSM, 1998). “Para el entrenamiento de sujetos avanzados, se recomienda incluir un continuo de velocidades concéntricas desde inintencionadamente lentas a rápidas y debería corresponder a la intensidad utilizada” (ACSM, 2002). En el mejor de los casos emplazaban la utilización de altas velocidades de ejecución concéntricas para el entrenamiento de “potencia” de los sujetos altamente entrenados.

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